por Conde PátulaHay cosas de las que uno no se cansa. Poco importa quien las creó, sólo sirve que aún sigan estando ahí. En el caso del Rock And Roll la actitud desenfadada, el alcohol y la juerga son elementos que sobreviven a los cambios de compases, estilos y modas.
Por eso es que bandas como Buckcherry son apreciadas. Los tipos no han inventado nada. Sus acordes y riff ya fueron tocados décadas antes por los íconos del género y cuyas almas impregnaron y definieron a la música popular. Pero la capacidad que tienen estos americanos de recordarnos esos “valores” es impagable. En un mundillo musical marcado por las poses y los profetas, a veces un poco de neanderthalismo es necesario.
Su nuevo trabajo “Black Butterfly”, aunque algo disparejo, tiene mucho de eso. El álbum comienza con una canción titulada “Rescue Me” que parece sacada de otra parte. Es un ejercicio melódico extraño para un grupo que en “Lit Up” cantaba a grito pelado sobre la adicción a drogas y situaba las bases de un “Cock Rock” con letras llenas de testosterona y políticamente incorrectas. Demasiado limpio para ser Buckcherry.
Sin embargo la fiesta recién comienza. Al igual que bajo los efectos del trago “Black …” se va desatando poco a poco a medida que van pasando los minutos. Se puede sentir como Josh Todd se empieza a soltar la corbata para liberar esa garganta llena de hálito alcohólico y empezar la catarsis característica del grupo. De pronto la cerveza empieza a salir por los parlantes revelando los estados etílicos de los miembros de Buckcherry.
Si la primera canción es de compostura poco creíble, ya en el tercer corte la cosa empieza a mejorar. Se les escucha un poco más contento, más “jugosos”. Con una base funk juguetona “Too Drunk To Fuck” ya empieza a incomodar a los miembros de la fiesta en la andan los chicos de Buckcherry. De caminar lento, la canción tiene una pose altanera que empieza a desnudar la real esencia de la agrupación y lo que amamos de ella. Se les puede ver caminado, robándose vasos de copete ajenos y fanfarroneado de su proeza de no poder coger por tanto alcohol, sin que a nadie más que a ellos les interese la historia probablemente.
En esta misma línea siguen los tracks “Talk to Me”, “A Chile Called It” y “Fallout”, hasta que llegamos al climax con “Imminet Bail Out” canción que nos devuelve a los Buckcherry que todos esperábamos en este trabajo. Una canción directa, poderosa, con Todd desatado, gritando y unas líneas de guitarra con unos cojones que deben ser cargados con una carretilla. Una descarga de energía que se agradece y que te invita a tomar una escoba, cerrar los ojos y tocar ante un estadio imaginario lleno de devotos fans.
Punto a parte son las baladas de este trabajo. Acaso el punto más bajo son las melosas notas “Dreams”, “Don’t Go Away”, que parecen no responder a la lógica de la banda. La suavidad y la melosidad no corresponden con la voz de Todd que parece estar siempre sedienta de algo más, siempre tiende a ponerse ronca y no se ve acompañada por los instrumentos. A veces llegar a dar verdadera lata.
Por la otra vereda está “Cream” que si es una balada digna de Buckcherry. “Siempre serás mi más profundo amor”, dice Todd al comienzo acompañado de una bajo que no hace nada más quedar paso a un brutal riff en la parte media de la canción que nos demuestra que no siempre hay que arrastrarse para declarar amor eterno. Se puede ser rudo aún en esa ocasión.
Descarguen el disco desde Acá
No olviden que pueden escuchar LADO B, esta semana con “Black Butterfly” de Buckcherry todos los miércoles a las 19 horas (horario de Chile) por http://www.radiojgm.uchile.cl/ o desde los días viernes acá en nuestro blog en la categoría LADO B - RADIO.
Por eso es que bandas como Buckcherry son apreciadas. Los tipos no han inventado nada. Sus acordes y riff ya fueron tocados décadas antes por los íconos del género y cuyas almas impregnaron y definieron a la música popular. Pero la capacidad que tienen estos americanos de recordarnos esos “valores” es impagable. En un mundillo musical marcado por las poses y los profetas, a veces un poco de neanderthalismo es necesario.
Su nuevo trabajo “Black Butterfly”, aunque algo disparejo, tiene mucho de eso. El álbum comienza con una canción titulada “Rescue Me” que parece sacada de otra parte. Es un ejercicio melódico extraño para un grupo que en “Lit Up” cantaba a grito pelado sobre la adicción a drogas y situaba las bases de un “Cock Rock” con letras llenas de testosterona y políticamente incorrectas. Demasiado limpio para ser Buckcherry.
Sin embargo la fiesta recién comienza. Al igual que bajo los efectos del trago “Black …” se va desatando poco a poco a medida que van pasando los minutos. Se puede sentir como Josh Todd se empieza a soltar la corbata para liberar esa garganta llena de hálito alcohólico y empezar la catarsis característica del grupo. De pronto la cerveza empieza a salir por los parlantes revelando los estados etílicos de los miembros de Buckcherry.
Si la primera canción es de compostura poco creíble, ya en el tercer corte la cosa empieza a mejorar. Se les escucha un poco más contento, más “jugosos”. Con una base funk juguetona “Too Drunk To Fuck” ya empieza a incomodar a los miembros de la fiesta en la andan los chicos de Buckcherry. De caminar lento, la canción tiene una pose altanera que empieza a desnudar la real esencia de la agrupación y lo que amamos de ella. Se les puede ver caminado, robándose vasos de copete ajenos y fanfarroneado de su proeza de no poder coger por tanto alcohol, sin que a nadie más que a ellos les interese la historia probablemente.
En esta misma línea siguen los tracks “Talk to Me”, “A Chile Called It” y “Fallout”, hasta que llegamos al climax con “Imminet Bail Out” canción que nos devuelve a los Buckcherry que todos esperábamos en este trabajo. Una canción directa, poderosa, con Todd desatado, gritando y unas líneas de guitarra con unos cojones que deben ser cargados con una carretilla. Una descarga de energía que se agradece y que te invita a tomar una escoba, cerrar los ojos y tocar ante un estadio imaginario lleno de devotos fans.
Punto a parte son las baladas de este trabajo. Acaso el punto más bajo son las melosas notas “Dreams”, “Don’t Go Away”, que parecen no responder a la lógica de la banda. La suavidad y la melosidad no corresponden con la voz de Todd que parece estar siempre sedienta de algo más, siempre tiende a ponerse ronca y no se ve acompañada por los instrumentos. A veces llegar a dar verdadera lata.
Por la otra vereda está “Cream” que si es una balada digna de Buckcherry. “Siempre serás mi más profundo amor”, dice Todd al comienzo acompañado de una bajo que no hace nada más quedar paso a un brutal riff en la parte media de la canción que nos demuestra que no siempre hay que arrastrarse para declarar amor eterno. Se puede ser rudo aún en esa ocasión.
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No olviden que pueden escuchar LADO B, esta semana con “Black Butterfly” de Buckcherry todos los miércoles a las 19 horas (horario de Chile) por http://www.radiojgm.uchile.cl/ o desde los días viernes acá en nuestro blog en la categoría LADO B - RADIO.
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