15.10.08

La sicótica dulzura de Jesus and Mary Chain

Alejandra Zúñiga Cárdenas

Conocido por muchos como el conjunto de los hermanos Reid, Jim (voz) y William (guitarra), The Jesus and Mary Chain es mucho más que un sonido "ruidoso" proveniente de Escocia, con altas dosis de drogas en el entorno "ondero" y alternativo de los 90. Por el contrario, la agrupación que el 4 de noviembre visitará Chile en el marco del Festival SUE, donde se presentará junto al "plato fuerte" de la noche, los estadounidenses de REM, es una de esas bandas que gracias a su falta de parafernalia, estudios de mercado o comportamiento políticamente correcto logró marcar un hito en las cabezas de toda una generación.

Porque a principios de los 80, cuando la música británica buscaba un nuevo camino luego del fin del punk, surgió un grupo que tomó prestado y unió en forma magistral la rapidez y furia de este movimiento con las melodías lisérgicas de la psicodelia. Una mezcla perfecta entre armonía y distorsión: Sex Pistols, Pink Floyd y The Velvet Underground revolviéndose en la misma juguera. Eran The Jesus and Mary Chain.

Formados en 1984, un año después lanzan su primera placa Psychocandy, que se convirtió en algo así como el aliento que el público post punk, huérfana generación que ya no luchaba contra la reina sino contra la Thatcher, necesitaba: voces susurrantes en medio de envolventes melodías que, como si fuesen parte de una bizarra versión de algún tema de The Beach Boys -en muchos de los coros es posible oír el gusto por la clave pop-, se intercalaban con eternas y asfixiantes distorsiones de guitarra.

Un disco fundamental para entender lo que sería luego la explosión del brit rock de mediados de los 90, incluso para aquellas bandas que dejaron de lado el sonido noise pop del que The Jesus and Mary Chain fue claro estandarte. Una placa que a 23 años de haber sido editada sigue sonando tan refrescante como en sus inicios, lo que no es un mérito menor, dada la tendencia actual al reciclaje y homenaje de sonidos como el que los hermanos Reid patentaron.

Y aunque es necesaria una segunda o tercera vuelta a este ecléctico disco antes de asimilarlo, es sin duda una de aquellas experiencias que no se olvidan, ya sea por la engañosa Just Like Honey, uno de sus temas emblemáticos y que fue utilizado años después por Sophia Coppola para el final de Perdidos en Tokio (2003), que con una dulzura melódica inusitada anticipa un recorrido muy distinto a lo que realmente luego vendrá con la oscura ambientación lograda con canciones como Never Understand o You Trip Me Up.

Descarga el disco aquí

No olviden que pueden escuchar LADO B, todos los miércoles a las 19 horas (horario de Chile) por http://www.radiojgm.uchile.cl/ o desde acá en nuestro blog en la categoría LADO B - RADIO.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ta rebueno el titulo