Bowie en vivo, un ticket a lo mejor de los '70

Por Alejandra Zúñiga Cárdenas

Fue por décadas uno de los discos de conciertos más codiciados. Pequeñas secciones piratas de aquella presentación recordaban que David Bowie alguna vez había pisado el Santa Mónica Civic Auditorium, en la época en que se transmutaba en un marciano de pelos parados, maquillaje colorido y ropas apretadas llamado Ziggy Stardust, para dar uno de aquellos conciertos que han marcado hitos en la historia del rock.

Nunca editado oficialmente por disquera alguna, más de tres décadas después aquellos sonidos finalmente son reunidos íntegros en un mismo álbum lanzado en junio de este año por EMI. Un mito que pocos habían tenido la suerte de oír completo y que más allá de ser una grabación "perdida", es el punto cúlmine de la carrera de un músico legendario que hizo de la experimentación -aunque sus jugueteos con la electrónica no hayan convencido a muchos- un sello ineludible e inseparable de su imagen.

Este concierto se enmarcó en la gira estadounidense de Bowie para la promoción de su disco Ziggy Stardust and the Spiders from Mars en 1972. Con un arrollador éxito en Inglaterra, su país natal, la legendaria grabación presenta la entrada del músico al mercado norteamericano con una presentación que difícilmente podía ser indiferente. La unión perfecta de sonidos herederos de la mejor tradición del rock de guitarras fuertes, la ambigua sexualidad del glam y la sutileza del pop son combinados en este recital con una inspiración que supera incluso otras presentaciones icónicas del músico o las versiones del registro en estudio del disco.

Una batería de texturas que hacen imaginar a un Bowie de pasos rockanroleros en temas como Hang On To Yourself, afirmando salvajemente su guitarra en un experimento progresivo de 10 minutos llamado The Width of a Circle -que hará sacar sonrisas incluso al más furibundo detractor del artista por encontrarlo "muy pop"- o haciendo gala del dramatismo característico del Bowie glam de los 70 con temas como Rock 'n' Roll Suicide.

Un disco, o mejor dicho un concierto, que no pierde en ningún momento su energía y progreso, entregando versiones inolvidables de temas clásicos del artista como la dulce Five Years, la archiconocida -pero no por eso prescindible- Space Oddity o un cover a sus contemporáneos de Velvet Underground -Waiting for the Man-, que demuestra además la relación del músico con el mundillo artístico neoyorquino de la época.

Después de escuchar Live Santa Monica '72 -nombre directo y preciso- sólo queda reverenciar una actuación donde maestría, inspiración, talento y carisma se unieron para dejar una marca indeleble en la historia de las presentaciones en vivo, el lugar donde se ve la real dimensión de los músicos y donde la fanaticada experimenta el verdadero espíritu del rock.

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